martes, 7 de julio de 2009
MADUREZ
Aullido de tren lejano,
por pasajera mi infancia;
próxima estación la muerte,
río incesante, mis lágrimas.
Duelo escondido y solo
entre millones de almas,
alivio que tanto anhelo:
amor de corazón sin trabas,
verme, por fin, en tus ojos
de mirada azul de agua
y que el cielo nos arrope
hasta el fin de nuestras cargas.
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