los desiertos de tus angustias
y tus dudas,
todas ellas teñidas de hermosura.
Sin palabras y sin besos,
sin ternura.
Sola en la cima del deseo
Desbocado jinete.
Moribundo corcel.
Mientras tú llegabas
y yo me iba
igual de solitaria y de desnuda.
Te amé,
ya no me cabe duda.
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