(Dedicada a Esteban)
La ciudad es un mar
con miles de recovecos,
casas varadas sin puerto,
territorios limitados,
islas en el desierto.
Hoy tomo el sol en mi playa
de aire verde y azul cielo
mientras su luz se derrama
entres mis pies y el cerebro.
Al fondo ruedan los ecos
incansables como olas,
cierro los ojos y siento
los gritos de las sirenas
y el resoplar de ballenas
que engullen y escupen gentes
de colores, como peces,
partes vivas de marea
que se agitan sin el viento.
Abro los ojos y siento
que la ciudad es un mar
y yo, un pececillo dentro
nadando a contracorriente,
sin reloj y a contratiempo.
Hoy tomo el sol en mi playa
de aguas profundas y claras
donde suelo navegar
sin brújulas, mapas ni estrellas
siendo el alma mi timón
y mi corazón, la vela
de este barco sin polizón
y sin rumbo
que navega…
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