Abrázame en silencio,
urgentemente.
Delimita con tus brazos
el infinito espacio
que nos depara esta suerte.
Acorta con tu lengua,
sable de fuego,
las distancias que separan
nuestros heridos cuerpos.
No me dejes para luego
ni prometas hasta siempre.
Ven a mi vida, sin prisas.
Ven a mi vida,
sin tí,
tan en peligro de muerte.
lunes, 23 de junio de 2008
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