Desde el reino del
deseo
donde tantas veces
sin quererlo
me perdí,
dirijo mis súplicas
hacia lo más supremo
del camino que
transito
para tí.
Como en un sueño
en mi vida te
apareces
como reflejo
que me afano en
perseguir
y cuando apenas
siento
poder alcanzarlo
nuevamente se
desvanece
en el sufrir.
Es un juego
y tú lo sabes
que es así,
que la meta y el
camino
se confunden
cuando aciertas a
vivir
que todo aquello que
rechazas y deseas
es aquello que te
impulsa a descubrir
que tu mente que es
velero
y es océano
sólo anhela a cada
instante
ser feliz.
Es un juego
y surge siempre en el
aquí
cuando ya nada
persigues
ni nada aferras,
sin querer abrazarlo
viene a tí.