se escuchan cánticos y rezos
mientras mis lágrimas
me alejan hoy de allí.
Lo contemplo con tristeza
desde la ventana
donde las banderas
que tiemblan al viento,
comparten sus plegarias
junto a mí.
Y alzo mis súplicas
hacia el templo y hacia ellas
para nunca más volver a verme así.
Un amor de hombre me ha encontrado
y persigue sus anhelos
que ha proyectado en mí,
y me asfixia con su amor tan desolado
y me saca del refugio
que hay aquí.
No comprendo un amor que me perturbe
pues el amor noble da paz
y cálido es su abrazo
y no asfixiante
y tan urgente como necesario
se hace el espacio que no da
para que de donde ha nacido
pueda también, si es sencillo,
cualquier sombra iluminar.
Hoy el templo
es más pequeño en la distancia
como grande su presencia
se convierte al caminar.
Así pues no habrá nadie
que me aleje
del camino que un día quise comenzar.
Hoy mis pasos
se han perdido en el templo
donde mi amor está,
y yo sé que si me ama sin apego
no habrá duda que le oculte esta verdad:
que mi refugio es el Dharma,
mi Sangha la que da paz
y mi anhelo más supremo
la auténtica felicidad.
