Mis lágrimas adornan
esta profunda herida
tantas veces repetida
que creía no sentir,
si no fuera porque ellas
silenciosas y puras
me recuerdan cuando brotan
lo duro que es vivir.
Tal vez, antes dormidas,
me despierten del sueño
de pensar que su dueño
sólo es el sufrimiento
porque olvidé muy pronto
que también lloré de dicha
y me aferre al engaño
de rechazar el dolor.
Ahora son las joyas
que adornan mi existencia
donde su sola presencia
me muestra el camino
que sin pérdida conduce
directo hacia el corazón
donde puede que me pierda
o que al fin te encuentre… amor.
