No sé dónde te escondes.
Yo te busco incansable cada día,
y cada noche regreso, dormida,
al rincón del sueño
donde me dejaste.
No sé porqué te asomas
al recuerdo vivo
que en mi alma anida
y revoloteas incesante
por todos los poros de mi vida.
No sé porqué me hundo
en el hueco tan profundo
que tus palabras abrieron
y siento que no habrá final
para tanto desconsuelo.
No sé la razón de mi tormento
ni de la felicidad inmensa
que me invade,
cuando sólo con pensarte
regreso libre a tus ojos
surcando, feliz, el aire.
Siento que mis alas aún son torpes
para buscarte, así , en lo eterno
y siento como duele cada letra
escrita en el papel que tu embrujaste.
Así me precipito yo en mi loco vuelo
buscando otras almas que comprendan
y a ellas les revelo mi secreto,
hablándoles de tí hasta el infinito
pues no encuentro final para tu magia.
Y así es mi paz,
y así es mi guerra.
Y nunca habrá nadie que lo entienda,
nadie que jamás se haya sentido
como un ángel perdido
sobre la Tierra.
