(Dedicado a quienes sienten que ya no tienen nada que aprender)
Bienvenidas mis lágrimas
y mi risa,
porque me ayudan a sentir
que aún sigo viva.
Bienvenidas las cosas
que me estremecen por dentro
las buenas y no tan buenas
de las que yo siempre aprendo.
Bienvenida la soledad
y el infinito silencio
porque me ayudan a comprender
lo que del todo no entiendo.
Bienvenida la lluvia
y los días soleados
o la imperturbable y fría nieve
porque una vez más me recuerdan
que elegimos lo que somos
y somos lo que uno quiere.
Bienvenida la oscuridad
que a menudo me rodea
porque hace brillar más fuerte
mi luz, para que otros vean.
Y el que quiera entender que entienda
que en cada instante se nace
sin hora fija ni fecha,
así lo muestra la vida
sobre la faz de la Tierra
por eso bendigo siempre
lo que siempre tanto enseña
y le doy la bienvenida
cuando de mi se hace dueña.
